Esta semana algunos Zapopanos fuimos testigos de la “Mega Colecta Milagro” que llevó a cabo la fundación Nariz Roja AC; dónde su principal meta fue recabar el mayor número de donativos para comprar las quimios que necesitan principalmente niños con cáncer de todo el país. Según datos de su página se han recaudado más de 9 millones de pesos y repartido medicamentos a los estados de Chihuahua, Puebla, Chiapas, Veracruz, Aguascalientes, Estado de México, Yucatán, Tlaxcala y por supuesto Jalisco.
Sin embargo, detrás de esta y muchas colectas hay un realidad que a todos nos preocupa y esto es, que el Gobierno no ha sido capaz de dotar a las personas con alguna enfermedad, de sus medicamentos, no solamente a los pacientes con cáncer, sino a las personas que padecen diabetes, hipertensión, insuficiencia renal o alguna condición de atención continua.
Fuimos testigos de la desaparición del Seguro Popular y los apoyos a fundaciones como FUCAM, que daba tratamiento gratuito a pacientes con cáncer de mama, faltando así a su deber constitucional de proteger la salud de los mexicanos. Hoy, médicos, familiares, pacientes, asociaciones, denuncian los desabastos extraordinarios en el surtido de hospitales, farmacias públicas y lo más grave, privadas.
Se habla de un 70% a nivel nacional. El daño de cerrar la principal fábrica de medicamentos oncológicos en el país (PISA) se calculó de manera irresponsable, a estas fechas no existe otro laboratorio que sea capaz de suplir el suministro que proveía Pisa antes de que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, COFEPRIS cerrara su elaboración.
Igual pasa con las empresas extranjeras que ya tienen comprometida su producción de manera anticipada.
No se puede hacer de un día para otro la provisión que se requiere en México para todos los pacientes que lo necesitan, además de resultar más caros y que deben esperar el “atorón burocrático” de la aprobación de la licencia sanitaria para comenzar con su circulación y distribución.
Este mismo escenario, ahora lo vemos repetirse en todos los centros de salud con las vacunas neonatales y pruebas tamiz, la cual consiste en realizar un examen para detectar padecimientos de tipo congénito o metabólico en los recién nacidos, con el fin de prevenir o tratar a tiempo daños irreversibles de diversas enfermedades. Esto es muy serio, ya que, aunque en nuestro país se tiene una cartilla de vacunación, provista en el IMSS desde el nacimiento del bebé, dicho esquema no ha sido posible llevarse a cabo, al menos en la aplicación de la vacuna contra la tuberculosis y hepatitis B, una enfermedad mortal y que todos los bebés deberían tener derecho a recibir poco después de nacer, para reducir el riesgo de contraerla de su propia madre o algún familiar que podría estar contagiado y no saberlo.
Aquí no importa qué partido está en el gobierno, ningún Gobernador tiene capacidad para poder brindarles inmunidad a las personas que asisten a los centro de salud actualmente y debería ser un tema prioritario para su agenda 2021, no se debe seguir exponiendo la salud de los bebés.
Esperemos que así como ha reaccionado el Gobernador, respecto a la pandemia COVID-19, también lo haga, frente al desabasto de medicinas y vacunas al menos de los recién nacidos.