Opinión

REVOLCADERO

Una Encrucijada de la Educación Humanista en Tiempos de Pandemia.
¿Abrir o no abrir las escuelas?

Por Hiram Messina Sánchez

Existe una gran encrucijada en el tema de la educación, sólo de pensar que la Secretaría de Educación Jalisco mencione que existe la posibilidad de que los alumnos regresen a clases presenciales en el primer mes del siguiente año, es de analizar y pensar para poder decidir.

La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha provocado una crisis sin precedentes en todos los ámbitos. En la esfera de la educación, esta emergencia ha dado lugar al cierre masivo de las actividades presenciales de instituciones educativas en más de 190 países con el fin de evitar la propagación del virus y mitigar su impacto.

Un estudio señala que es importante considerar que los jóvenes en edad de escuela no viven en burbujas, tanto ellos como sus docentes conviven con sus propias familias, las cuales muchas tienen trabajo y están en contacto con muchas más personas.

Según los expertos en materia educación estadística; los estudiantes vienen de una familia conformada por dos adultos y 2 hijos en promedio, es decir, 4 miembros por familia. Cada alumno podría exponerse a este virus solamente en el salón de clases de 20 a 25 alumnos, es decir cada familia estará en riesgo ya que sólo en la escuela sus hijos habrán convivido cuando menos con 50 personas cada día que asistan a clases.

El ejemplo es muy claro, en ciudad de Nueva York, en el mes de septiembre reabrieron los edificios educativos, y en el mes de noviembre nuevamente se anunció el cierre de las escuelas públicas de la ciudad debido al repunte del coronavirus, situación que pudiera pasar en México y en nuestro Estado, es evidente que ellos están más adelantados en los tiempos con toda esta situación de la Pandemia y aún más, es el primer país con más casos de COVID 19.

De tal forma que: “Cuando veas la barba de tu vecino cortar…”
Dicho lo anterior; aquí, es donde empieza la encrucijada de la educación en el país y en Jalisco, por un lado, la pandemia a todo su esplendor, y por el otro lado; la insuficiente educación humanista en México, no de ahora si no de muchos años.

Desde mi punto de vista, la educación humanista, necesita pensamientos ordenados, pensamiento crítico, expresión oral y expresión escrita correcta, conciencia histórica, expresión estética y finalmente cooperación social, y esto sólo se da si el docente se encuentra en el salón de clases, sobre todo si se tiene el gran activo educador, que es la personalidad educativa, ejemplar y convincente, y eso no se suple con las clases virtuales. Los docentes siguen siendo figura decisiva en la formación de los seres humanos, incluso para afrontar las crisis propias de la vida humana.

Por eso considero la gran encrucijada para los gobiernos en el poder, la pregunta simple se torna obligatoria, ¿abrir o no abrir las escuelas?

Insisto, la educación humanista ha perdido terreno con estos esquemas de la virtualidad, en consecuencia, por la Pandemia del COVID 19, y los docentes no hemos hallado una disciplina ante las redes sociales que sea capaz de transformar al individuo con valores, normas y creencias que fomenten el respeto a la tolerancia entre las personas.

Pero también el hecho de abrir las escuelas es riesgoso, por lo arriba antes mencionado.

La respuesta personal es NO abrir, sí ya pasamos escasos diez meses de este terrible mal, no podríamos arriesgar a los jóvenes el que porten el virus o lo adquieran. La educación humanista tendrá que esperar a que pase esta resiliencia, si realmente queremos que los educandos sean miembros útiles para sí mismos y para los demás miembros de la sociedad.
En espera que el precio del contagio y muertes no aumente, costara esperar un par de meses más que la vacuna llegue a nuestro país, y retomar con empeño los docentes y padres de familia una educación humanista que garantice el progreso de la sociedad.

Si se da el arribo de la vacuna contra el COVID19, en el primer trimestre del año 2021, será un alivio de inmediato para nuestra sociedad, sin embargo, el problema no terminará con la llegada, sino que el gobierno se enfrentará la distribución de la vacuna a los casi 130 millones de mexicanos. Pero esa es otra historia, por lo pronto sigamos cuidándonos y poner nuestras barbas a remojar.

Da clic para comentar

Lo más visto

Salir de la versión móvil