Opinión

Nuevos, ¿partidos o políticos?

Por: Julio César Hernández
El Instituto Nacional Electoral (INE) negó el viernes pasado registro como partidos políticos a México Libre, de Margarita Zavala y Felipe Calderón; Redes Sociales Progresistas, ligado a la maestra Elba Esther Gordillo y lidereado por su yerno Fernando González; a Fuerza Social por México, del dirigente sindical de CATEM; Pedro Haces; y al Grupo Social Promotor, antes Nueva Alianza, y ligado al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
De entrada, el matrimonio Zavala-Calderón y el ex subsecretario de Educación con Enrique Peña, Fernando González, han declarado que recurrirán al Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial, pues consideran errónea la negativa del INE, alegando que son falsas las razones por las que no les dieron el registro.
Fue la negativa a registrar a México Libre la que generó innumerables posiciones encontradas entre quienes aplaudieron su rechazo -entre ellos socarronamente el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y otros funcionarios del gobierno federal-, y quienes lo criticaron, cuestionaron y lamentaron. Y sin duda cada quien tiene su propia postura al respecto.
Pero en este marco vale hacer una reflexión: ¿Qué requiere nuestro país? ¿Qué necesitamos los mexicanos? ¿Nuevos partidos políticos o nuevos políticos? Esta es la disyuntiva, ésta debe ser la discusión de fondo, cuando ya de por sí el destinar millones de pesos de las arcas públicas a los actuales y ahora a los nuevos institutos políticos genera también rechazo y malestar entre la población.
El problema de estos partidos es que no le ofrecen al ciudadano un nuevo perfil de políticos, de potenciales candidatos y futuros funcionarios que permitan confiar en que la forma de hacer política no es la misma que se ha desarrollado antes y después de la alternancia en el poder en nuestro país.
En México, la forma de hacer política es la misma antes y después de que en el 2000 el PRI perdió la presidencia de la República, de que perdió el poder que tuvo en sus manos por más de 70 años, de que fue sacado de Los Pinos. ¿O cuál ha sido el cambio de fondo real logrado gracias a que el Revolucionario Institucional fue derrotado? El sistema es el mismo, los vicios son los mismos, los gobernantes prácticamente son los mismos políticos que se formaron al cobijo del PRI o que cogobernaron de facto con este hoy deteriorado partido.
Sí, quizás podemos decir que hay avances en algunos rubros, pero no son de fondo ni en los rubros más importantes para los mexicanos. Podemos afirmar que a partir del 2000, cuando el PAN llegó al poder en la persona de Vicente Fox Quesada, y ahora cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia de la mano de Morena, se registró un simple “gatopardismo”. Hoy todo es igual a antes.
Hubo alternancia, pero no transición.
Es por eso que el Tribunal Electoral podría revertir la decisión del INE y darles el reconocimiento a México Libre o a Redes Sociales Progresistas, pero en ambos partidos las figuras o perfiles políticos son los mismos de siempre. No son, o no parecen ser, la puerta de acceso a una nueva clase política. No. Es la clase política de siempre que quiere regresar al poder, pero ahora a través de un nuevo partido político.
Así, pues, creo que para los mexicanos lo mismo nos da que se les otorgue o no el registro a nuevos partidos, pues no prometen nada nuevo para la política en el país y sí, en cambio, seguirán viviendo del erario que se obtiene a través de los impuestos que pagamos todos.
No hay cambio alguno.

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