Opinión

Los días fatales de Alfaro

Por Julio César Hernández

Si el gobernador Enrique Alfaro Ramírez nos ha confesado a través de sus redes sociales cuando tiene un mal día, sin duda que estos primeros once de junio han sido fatales. Y seguramente los recordará y quedarán marcados no sólo en el registro de su paso por el gobierno de Jalisco sino en su futura carrera política.

La combinación de la revelación de la muerte de Giovanni López a manos de policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos por no traer cubrebocas y toda la avalancha de consecuencias que generó, así como el “lavarse las manos” en el incremento de contagios y muertes por el Coronavirus y dejar la responsabilidad en cada uno de sus gobernados, tendrán un costo político que tarde que temprano lo pagará.

El primer caso lo llevó incluso ax enfrentarse nuevamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, a los militantes de Morena y a una gran parte de la sociedad jaliscienses, principalmente la más activa en la defensa de los derechos humanos, mientras que en el segundo caso prácticamente se echó encima de quienes responsabiliza de no hacer caso al llamado de quedarse en casa y que por su culpa los contagios y muertes por Covid-19 van en aumento.

El caso de Giovanni y el “levantón” y desaparición de jóvenes estudiantes por parte de agentes ministeriales de la Fiscalía del Estado será una larga historia cuyo fin no quedará en el castigo para los autores, sino que las secuelas, principalmente políticas, se verán reflejadas por un largo tiempo. Ya las próximas encuestas se encargarán de demostrarlo en tanto llega el proceso electoral del 2021.

Por otro lado, el presumir que frente a la pandemia su gobierno sólo ha tenido aciertos y que lo que él considera éxitos son gracias a las estrategias que ha implementado, pero que el aumento en contagios y muertes es culpa única y exclusivamente de los ciudadanos, tendrá en su contra un desgaste enorme frente a la ciudadanía en estos momentos en que la curva va en ascenso y estamos a punto de llegar al “pico” de contagios en la entidad.

Pero este Alfaro es el de siempre, no tenía por qué ser diferente cuando su política ha sido la de la confrontación no sólo con sus adversarios políticos partidistas sino con la propia ciudadanía, con sus gobernados. Recuérdese cuántos enfrentamientos con ciudadanos tuvo a su paso por la presidencia municipal de Guadalajara.

Estamos por terminar la primera quincena de junio y alguien podría augurar que días fatales como estos no volverá a tener. Pero sin duda es muy aventurado afirmar una cosa así cuando sabemos de los arrebatos del gobernador y cuando, lamentablemente, apenas estamos entrando al momento más crucial de la pandemia en Jalisco.

Por todo ello, podemos concluir que la brecha de distanciamiento entre gobernante y gobernados en Jalisco cada día se ensancha más. Y si no, al tiempo.

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