Opinión

La incongruencia no es comer pizza con güisqui

POR: JULIO CÉSAR HERNÁNDEZ

La semana pasada causó revuelo en redes sociales un video donde se aprecia al gobernador Enrique Alfaro Ramírez y dos comensales más en el ya famoso Café Candela, en Zapopan, donde además se observa a una banda de música en acción. Esto sucedió el pasado martes ocho.

Obviamente las críticas de sus detractores no se hicieron esperar, bajo el argumento de la incongruencia del Mandatario estatal; de la contradicción entre el decir y hacer, pues mientras regaña a la ciudadanía por andar en la calle sin que eso sea necesario, como sí lo es ir a trabajar, él aparece en un café aparentemente bastante concurrido, en medio de la pandemia y con incremento en los casos de contagios y fallecimientos.

Fiel a su estilo, Alfaro Ramírez salió, a través de uno de sus múltiples acostumbrados videos, a dar la cara ante las críticas recibidas por lo que el consideró un tema sin mayor relevancia que el salir a distraerse un poco y hasta presumió la extraña combinación de su menú: tres rebanadas de pizza y dos güisquis.

El gobernador atribuyó las críticas a los tiempos electorales que serán aprovechados por sus adversarios para “golpearlo” políticamente; sin embargo, difiero en que el motivo de las críticas que le “llovieron” por esa imagen sea de carácter electoral, porque aún estamos muy lejos de ese proceso e, incluso, ni siquiera en los partidos ha iniciado la auscultación para las candidaturas. Que algunos aspirantes anden muy “calientes” o se les “cuecen las habas” por ser tomados en cuenta por sus dirigencias, es otra cosa.

No. Las críticas al gobernador son por su conducta incongruente.

Si bien está en total libertad de hacer lo que quiera hacer, como salir a cenar a un restaurante o irse a tomar unos tragos en un lugar público, lo que no está bien es que le diga a la gente que si no tiene a nada importante que salir de su casa no lo haga, porque de esa manera se evitan los contagios, él haga exactamente lo contrario: salir a lugares concurridos.

Es igual que el presidente López Obrador, que le pide a la gente que se cuide, que sea responsable, que tome las medidas de prevención, pero él se niega a utilizar el cubrebocas. Incongruentes, pues.

Incluso, circuló también otro video donde, palabras más palabras menos, le dice a la gente que cuando salga a tomar unos vinos con los amigos, se acuerde de que por su culpa los niños podrían no poder regresar a clases presenciales, una decisión que él insiste en llevar a la práctica a partir de mediados de enero próximo.

No, no tiene nada de malo que el gobernador salga a cenar o a tomarse unos tragos, pero que no lo haga cuando a sus gobernados les pide que se queden en casa para evitar la propagación del virus. Decir una cosa y hacer lo contrario no es un buen ejemplo.

Y más vale que se haga a la idea de que, efectivamente, entrado el período electoral, como gobernador será objeto de infinidad de críticas por sus adversarios políticos de otros partidos, por los candidatos de la oposición, pues eso es lo natural en una lucha político-electoral. Tal y como él lo hizo cuando era oposición y eso le permitió ganar las alcaldías de Tlajomulco y Guadalajara, y posteriormente la gubernatura.

Así, pues, independientemente del número de rebanadas de pizza que se coma o de la cantidad de güisquis que se beba, el gobernador Enrique Alfaro deberá ser más cuidadoso entre lo que dice y lo que hace, porque no es bueno ver “la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.

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