Por: Leonardo Segura
Hoy vivimos días en que no encontramos distinción alguna entre los partidos políticos, se han olvidado de los ideales que les dieron origen y se han convertido en un espectáculo vergonzoso, lo único que les importa es verse menos sucio que el adversario.
La izquierda tiene un objetivo concreto, que está financiado por el llamado Estado Profundo o “Deep State” y es la realización de cambios culturales, para los cuales hay fuertes sumas de dinero que se inyectan para formar grupos de presión y así realizar lo que conciben como sociedades abiertas.
En el caso de la derecha en México, a mi juicio no existe, lo que existe es un grupo de reaccionarios que lo único que los une es su odio contra AMLO, sin identidad, sin una agenda, sin un programa de gobierno, sin rumbo ni dirección. Perdieron la identidad aunque conservan las siglas.
Llama la atención ver cómo la izquierda está dominando al PAN con el feminismo radical, ver cómo toman banderas que son de izquierda y lo hacen por moda, ya que lo que exhibe es la ignorancia que tienen de su propio instituto.
Mientras que no revisen la doctrina que sostienen y creen una narrativa política que dé respuesta a las necesidades de México, seguirán siendo un partido mediocre que sólo va a donde el viento los lleva, con la única finalidad de no perder el poco poder que aún les queda.
En México urge un partido de derecha, que retome los valores que el PAN dejó en el pasado.