Opinión

La credibilidad en los político, en su más ínfimo nivel.

Por Ricardo Sánchez

Con la visita del Presidente de la República, Andrés Manuel Lòpez Obrador a Jalisco el jueves pasado, volvemos a ver un cambio radical en el comportamiento de nuestro Gobernador, tan evidente era su forma de sudar, que llegue a pensar que la mañanera era a las tres de la tarde a pleno sol o que no servía el aire acondicionado e incluso que se equivocaron encendiendo la calefacción.

Su discurso me recordó al rudo de la película que de pronto se volvió bueno,
¿Qué haría que nuestro Gobernador sufriera ese cambio radical?
Pero poco nos duró el gusto, ya que cuando El Dr. Lòpez Gatell, coloca a Jalisco en el color rojo del semáforo de contagios, nuestro Gobernador vuelve a la actitud anterior, ya no se sabe si se trata de algo real; o se trata de fantasías, pero esas fantasías necesitan ser congruentes para atrapar el interés y despertar la adhesión de quienes lo siguen momento a momento y exigen el cumplimiento de sus indicaciones, acaso olvido que nos tiene amenazados con el botón de pánico.

Por un lado, aumenta el número de contagios y por el otro, el lunes reabren, balnearios, el zoológico y algunos centros de entretenimiento, eso si, cumpliendo con los protocolos establecidos por la mesa que ordena reabrir estos lugares de esparcimiento la misma que recomienda quedarte en casa…

Igual sucede con nuestro Presidente, quien con su discurso de honestidad y corrupción que volvió bandera, pareciera que a Roció Nahle, John Akerman, Ana Gabriela Guevara y compañía, la honestidad consiste en no de dejarse sorprender con las manos en la masa del dinero público y el viejo truco de niega que fuiste a la fiesta aunque te encuentren el confeti en los calzones, no saben disimular, por no practicar la hipocresía a la que se comprometieron al aceptar el papel de “decentes y bien portados”.

Lo mismo pasa a los que se dicen de izquierda que no han sabido ocultar lo que se va agarrando, aunque fingen viajar en “bocho” dejando los lujos para los fines de semana, a vivir en “depa” de edificio social y a echar “pesi y taco” en el Oxxo, cuando se anda en modo austero.

A los políticos se les pide CONGRUENCIA para que la gente se las crea, pero al parecer no les interesa, viven en el absurdo, donde todos parecen ser los malos, abusivos y ahora que brincan de partido en partido, para aprovechar esa de la “alternancia en el poder”. Se cumple aquello de: “Sale el malo, entra el peor”.

Esto es lo que anda mal en el gran teatro de la política mexicana. Como en los circos pobres: los mismos son anunciadores, músicos, chicas del ballet, trapecistas, payasos, tigres de bengala y osos polares, como también salen a vender dulces, a tomar fotografías y a clavar las tablas de la gradería. El del PAN ahora es del PRD o de MORENA, los del PRI salen lo mismo de PRD que de “Ciudadanos”. El del PRD manda en el PAN y el del PAN, en MC.

Se pide congruencia, para hacer “creíble” su palabra, a estos políticos y políticas no se convencen ni solos, si son de izquierda, derecha o “todo lo contrario”, con reversa incluida.

Y culpan a los ciudadanos de no creer en el COVID19, así cómo, pues…

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