Por: Alfredo Martín Ochoa
Especialista en Gestión y Derecho Ambiental
El mundo, nuestro país y Jalisco están atravesando una situación muy difícil por la Pandemia del “COVID-19”, donde desgraciadamente se han perdido miles de vidas y en ese sentido es importante recordar que este nuevo virus continuará seguramente presente por mucho tiempo más con el riesgo de seguir cobrando vidas humanas por lo menos hasta en tanto se encuentre una vacuna y/o un medicamente eficaz contra este mal, por ello es importante que desde todas las ópticas se siga afrontando la problemática.
En este contexto hay que señalar que uno de los rubros más importantes en la “ecuación” de la Pandemia es el deterioro ambiental ya que lo que quizá mucha gente no sabe es que hay factores que apuntan a que el “Coronavirus” es una de las enfermedades llamadas “zoonóticas”, es decir aquéllas que se transmiten de los animales al ser humano, toda vez que diversos tipos de patógenos que los animales pueden transmitir a los humanos incluyen bacterias, parásitos, hongos y virus, como es el caso del SARS-CoV-2. Una de las teorías sobre el origen de la nueva pandemia del “COVID-19” es que este se contagió a los humanos en un mercado de animales salvajes de Wuhan, China, a fines de 2019.
El cuestionamiento siguiente es ¿qué relación tiene la Pandemia con el deterioro ambiental?. La respuesta es simple: Las corporaciones, empresas, desarrollos y en general los seres humanos estamos cada vez presionando más a los ecosistemas en todos sentidos, depredamos su flora para construir grandes desarrollos lo cual entre otras cosas afecta los diversos servicios ambientales como la captura de carbono, generación de oxígeno, regulación climática, etc. Pero también esa presión deja sin hábitats a diversas especies de fauna silvestre, mismas que ante la pérdida de su espacio natural y originario migran hacia las zonas urbanas y “compiten” en un grado desigual con el ser humano lo que las lleva a ser depredadas o en el “mejor” de los casos “aprovechadas” para el consumo humano. En este caso, bajo las tradiciones de ciertas culturas, el “aprovechamiento” de muchas especies de fauna silvestre son no solo son normales sino “demandadas” por la población sin que cuente con toda la información de los riesgos a la salud que conlleva el consumo de ciertos animales ya que los mismos pueden estar expuestos a factores ambientales distorsionados y por tanto son más propensos a adquirir enfermedades que son transmisibles y en ciertos casos mortales al ser humano, como se reitera es el caso del “COVID 19”.
De esta forma la dimensión del cuidado ambiental y el freno al consumismo “desbocado” de los recursos que lo componen (incluyendo la fauna silvestre) adquiere una importancia fundamental no solo por la protección de los recursos naturales sino por el riesgo a la salud de las personas. Es así como tenemos un enorme reto como civilización para permear un cultura del cuidado al medio ambiente en aras de cuidar a la propia civilización.
Esta enfermedad, ya lo vimos, no discrimina países, regiones, sexo, religión o condición social (no obstante que existan gobernantes irresponsables como el Gobernador de Puebla que afirmó que esta era una enfermedad que solo le daba a los “ricos”). Es así como es responsabilidad de cada Nación, Estado y ciudad en este caso México y particularmente Jalisco y sus municipios ejecutar una política pública ambiental integral que contemple las diversas variables de la gestión ambiental para el cuidado de los recursos naturales y una de esas variables sumamente importantes para la contensión de esta Pandemia es la “salud ambiental”.