Opinión

¿Dónde estamos ahora?

Por: Alejandro Pineda Valenzuela

Muchas personas están preguntándose si estamos mejor ahora que antes, y se refieren a muchos rubros, económicos, de salud, de respeto a las garantías individuales, a seguridad, y cuando me refiero a muchas es exactamente eso, nunca como ahora la sociedad esta interesada sobre la situación del país, las encuestas son distribuidas por las redes sociales o por los teléfonos, los comentarios, videos, imágenes se distribuyen por miles o millones, encuentras expertos en cada persona que recibe la información, y eso sin duda es un buen comienzo para una sociedad más crítica e informada, ahora lo que debemos combatir es la manipulación de la opinión pública, la que se hace desde las altas esferas del poder, Federal, Estatal y Municipal, los enormes presupuestos para una publicidad que dirige opinión, que desvirtúa logros, que agrede la divergencia de opiniones, y que enardece las diferentes capas de la sociedad unas contra otras, ahí sin duda hay que poner un alto, no como represión a la libertad de expresión sino al abuso de la difamación, diatriba o a la inmerecida y desmedida alabanza, todo esto envía una nube de polvo como la que viene desde el desierto del Sahara y que enturbia toda percepción, vemos lo que nos quieren hacer ver, y normalmente difiere mucho de la realidad.

Los políticos son los amos de la percepción, destinan monstruosos recursos del estado en formar una percepción que le elimine juicios y le acreciente su popularidad, por ejemplo: el otro día me encontré a un ciudadano que me decía que estaba conforme con su administración municipal que hacían más que los rateros anteriores (omito los nombres de los partidos pero tu puedes poner los que gustes) entonces yo le comenté que a qué se dedicaba, me contestó que tenia una pequeña tienda en Guadalajara desde hace 20 años, le felicite, el se sorprendió y me preguntó por qué lo felicitaba, le comenté que si se había puesto a ver cuanto había aumentado su licencia en los últimos 20 años y me dijo que muchisimo, le pregunté si su impuesto predial había aumentado, me confirmo que de igual manera mucho, que si lo habían asaltado y me dijo que en los últimos años un par de veces, entonces le dije, sus impuestos han aumentado al mismo ritmo de sus ingresos sonrió y dijo que no, que de ahí pudo mandar a sus 2 hijos a la universidad y ahora no le alcanza ni para su esposa y para él, le dije, ¿los aumentos de las licencias y predial no crees que son responsabilidad del gobierno que ahora alabas?

Se me quedó viendo y dijo, creo que si, ¿entonces qué te hizo pensar que estabas mejor que antes?

Es que arreglaron muy bonito el parque, ¿de dónde crees que salió el dinero para arreglarlo? De lo que me cobran contesto, así seguimos un rato, se quedó pensativo, no quiero decir que los gobiernos sean malos o buenos, quiero decir que el razonamiento de las personas es superficial, no es analítico, sólo ven esa publicidad o ese parque que esta estratégicamente ubicado para variar la percepción, no analizan que destino tienen los inmensos presupuestos municipales, o los desmedidos cobros que implica la función gubernamental, ¿cómo justificar los 9,000.00 pesos de multa por no tener recargados los extinguidores de esas pequeñas tienditas, o que en este 2020 sufrieron algunas licencias aumentos del 50%?

La realidad inmediata, la que nos lacera, es la que no estamos percibiendo, si asaltan al vecino culpamos a los ladrones y no a la policía, en la colonia que vivía un amigo tuvieron una reunión con el comandante para dolerse de la cantidad de robos a casa habitación, el gendarme terminó regañando a los vecinos diciéndoles que deben de poner muros más altos, cercas electrificadas y no salir de noche, me contó angustiado mi amigo que tenía a su mamá viviendo en esa colonia (residencial por cierto) y terminó con un contundente el año pasado pague 6 mil pesos de predial, este año pague 8 mil, y ahora tengo que gastar en proveerme a mi mismo seguridad, como antes lo hice contratando a una empresa que pasara por mi basura por que nadie lo hacía, ese mismo gobierno que en el papel era mejor que el anterior, pero en el microscopio no soportaba el escrutinio de los ciudadanos.

¿Dónde estamos ahora? Ese es el reto, hacernos la pregunta e indagarlo, cuestionarlos, forzarlos a cumplir, a ser mesurados en su gasto y más aún en sus impuestos o multas, ser justos en el juicio, ser justos en el gobierno, y ser justos en las urnas.

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