Por Xavier Marconi Montero Villanueva
Preocupante siguen siendo los resultados hasta ahora alcanzados en la administración encabezada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, los recurrentes temas tocados en sus ruedas de prensa matutinas, siguen siendo superficiales cortinas de humo para ocultar la verdadera catástrofe a la que está llevando a nuestro país.
Uno de los temas principales que tienen preocupados a importantes sectores productivos y sociales en el país, es el de la economía, tema del que poco ha hablado el Presidente, pero que en esta semana prendió los focos rojos por la recesión a la que va encaminada el país en lo que resta del 2020, pero principalmente para el 2021.
La semana pasada se dieron a conocer indicadores económicos que llevan al país a un tobogán que afectará de manera fundamental el desarrollo económico, la inversión pública y el empleo de millones de mexicanos.
El manejo económico de la administración federal se ha encaprichado en utilizar el gasto público en las obsesiones del Presidente como son los programas sociales de dádivas a jóvenes que no estudian ni trabajan, el tren maya, la refinería de dos bocas y el financiamiento a PEMEX, empresa que en el último trimestre produjo el menor número de barriles de petróleo desde 1979.
López Obrador, en lugar de atenuar con firmeza la crisis sanitaria desatada por el COVID 19 y dar impulso económico a las empresas y a la lucha contra el desempleo generada por esta misma circunstancia, generó con sus decisiones que el Producto Interno Bruto del país, que es el valor monetario de todos los bienes y servicios que produce un país en un año, cayera en un 18.9% con respecto al segundo trimestre del año anterior, convirtiéndose en el peor descalabro económico en el país en toda su historia.
Respecto al crecimiento económico de la nación, los pronósticos no son nada alentadores, ya que para el término del presente año, se prevé una reducción del crecimiento entre el 11% al 4.6%, es decir, habrá decrecimiento económico con las nefastas consecuencias que traerá en rubros como la pérdida de fuentes de empleo, la inseguridad pública, y la falta de inversiones para detonar el desarrollo del país.
Respecto a la inflación, es decir, el crecimiento de los precios en el país, ésta cerrará en alrededor del 4%, cuando en 2019 fue del 2.83%.
La crisis de salud y la falta de atención del gobierno del Presidente para apoyar a las empresas, trajo como consecuencia que del mes de marzo al mes de junio de este año se perdieran casi un millón 200,000 empleos formales, cifra que seguirá incrementándose en lo que resta del año, lo que ha ocasionado que el 53% de la población económicamente activa trabaje en la informalidad, sin seguridad social y sin ningún derecho que le garantice una vejez digna.
Lamentablemente, para 2021 el panorama no cambiará mucho, el Secretario de Hacienda del gobierno federal, en reunión con Diputados de Morena, ha manifestado que el próximo año, los recursos no serán suficientes para los programas y que además ya no habrá dinero de los ahorros que habían hecho las administraciones anteriores para precisamente contingencias económicas como la presente y que irresponsablemente López Obrador ha decidido dilapidarlos en sus proyectos políticos personales.
Por todo lo aquí analizado, es importante que como sociedad hagamos un análisis serio, de como estábamos antes y como estamos ahora; no se trata de una simple polarización entre conservadores y liberales, entre buenos y malos, se trata de ser responsables en la construcción de un mejor futuro para las próximas generaciones, de entender que México está en una crisis real que se puede poner peor en el año siguiente.
Urgen en nuestra nación, contrapesos que equilibren el ejercicio del poder y la toma de decisiones, desde los poderes constitucionales y desde la organización ciudadana, para que juntos cambiemos el rumbo de México.
2021 será una gran oportunidad, no la desperdiciemos.