Mtro. Abimael Montúfar López
El proceso electoral 2021 ya inició y es conveniente en estos tiempos tan triviales, ceñirnos a aquélla magnífica obra de Jean – Jaques Rousseau como lo fue el Contrato Social; en la misma, el citado afirmaba que “los hombres no pueden crear nuevas fuerzas, si no lo mejor es unir las que tienen para conservar un solo movimiento llamado Pacto Social, logrando como finalidad una asociación que proteja los derechos de cualquier ciudadano y los bienes en común”. Lo anterior, resulta necesario resaltar en particular por aquellas mujeres y hombres jóvenes que buscarán un cargo público el siguiente año, en donde la trascendencia, el ingenio y creatividad serán clave fundamental no sólo al momento de las actividades de campaña, si no al momento de la obtención del espacio público al que se desee participar.
La invitación es certera: no desestimemos la oportunidad histórica frente a la que nos encontramos. Este es el momento preciso para impulsar nuestras acciones colectivas hacia mejores entornos en todos los ámbitos, pues es necesario migrar de los deseos de bienestar para nuestra sociedad, hacia las más altas acciones para configurar futuros sostenibles y promisorios.
Quizás suene un tanto utópico, pero estoy convencido que es posible resonar en una misma sintonía para derrumbar aquellas barreras que han impedido construir mejores escenarios de convivencia. Nos encontramos en la cúspide de la sociedad de la información y del cauce tecnológico y es posible que las ideas para transformar, sean aplicadas y se viralicen de manera consciente entre las distintas expresiones políticas de nuestro país y de manera transversal a lo largo y ancho de todas las actividades en donde confluimos.
Los espacios de toma de decisiones, requieren de un fuerte impulso que consolide cada vez más liderazgos que actúen con una visión ética y con sentido de magnanimidad; nuestra sociedad merece mejores perfiles que guíen el rumbo de manera decisiva hacia el bienestar colectivo. Sea cual sea la posición en la que se participe (Congreso Federal, Congreso Local, Ayuntamiento, etc ) habrá que atenerse a principios técnicos de conocimiento y aplicación de la normatividad interna, llevar en todo momento un control político – parlamentario con miras a la formación de acuerdos y de aprobación de reformas estructurales para el desarrollo de México, una representación social directa con los ciudadanos, sin intermediarios y un desarrollo de una serie de servicios públicos municipales consagrados en nuestra Carta Magna de manera reiterativa y no a medias.
Consciente estoy que, para conseguir estos cambios, no hay acción pequeña y desde todos los espacios es posible aportar enormemente; incluso asumir una actitud de empatía en la vida cotidiana, puede originar cambios trascendentales hacia las demás personas y así propiciar una expansión en cadena de acciones positivas.
Para esta elección, la fuerza de la juventud debe recaer en la congruencia, en los valores universales y principios que desde casa aprendemos, para en consecuencia poder solicitar el voto de manera pacífica y libre, realizar una campaña electoral pacífica con propuestas política, jurídica y socialmente viables.
La clase política de nuestro país tiene una fuerte deuda con el pueblo, pues no podemos seguir normalizando el mal actuar por parte del servicio público ni dar por hecho que la práctica política se caracterice por el fango y la opacidad. Emprendamos una evolución de la crítica y el enfado, hacia la participación constante y la congruencia. Suscribamos aquél pacto social que Rousseau señalaba, con la ciudadanía, logrando en todo momento un bienestar colectivo; tracemos el camino para ser una sociedad fuerte y resiliente, consolidando y honrando la grandeza de nuestra cultura y de nuestra gente: encendiendo juntxs y en todo momento la luz de la conciencia.